La oscuridad y la belleza se funden en la nueva versión de "Sortilegios" de Carlos Compson

El regreso de Carlos Compson con el videoclip de "Sortilegios" es un ejemplo de cómo reinterpretar una obra sin perder su esencia. La nueva versión semiacústica del tema, parte de su álbum Umbral (2013), nos ofrece una faceta más introspectiva del artista, que encuentra en la simplicidad de la ejecución en vivo un canal perfecto para transmitir sus emociones.

El video, de corte minimalista, refuerza esta nueva dimensión de la canción. Los elementos oscuros, marca registrada de Compson, juegan un papel clave al permitir que el espectador se sumerja en un espacio íntimo donde cada detalle cuenta. La interacción entre músicos y silencios crea una coreografía delicada que se siente casi tangible.

El uso del chelo en esta versión es un acierto. Aporta una carga emocional que eleva la canción a un nivel más profundo, destacando la vulnerabilidad presente en cada palabra. La atmósfera que genera envuelve al oyente en una experiencia envolvente, que, aunque oscura, permite una liberación emocional.

La letra, que habla de la desconexión emocional, se siente más cercana en esta versión. La voz de Compson se desliza entre las notas con una intensidad palpable, acentuando la carga emocional que ya estaba presente en la versión original. Cada pausa en la música refuerza la sensación de fragilidad que caracteriza esta nueva interpretación.

Carlos Compson reafirma con "Sortilegios" su capacidad de transformar sus propias composiciones, creando nuevas experiencias que emocionan. La pieza visual y sonora que ha presentado no es solo una reinterpretación, es una evolución artística que nos invita a experimentar su música desde otra perspectiva.