Jean Paul Du Bois presenta 'Semilla': la música como forma de agradecer la existencia
Jean Paul Du Bois ha creado un disco que nace desde el reconocimiento de lo simple, de lo esencial. Cada track de su álbum debut 'Semilla' se siente como un acto de agradecimiento, una forma de mirar al mundo con los ojos abiertos y el corazón dispuesto. Las canciones fluyen con la naturalidad de un arroyo que no cuestiona su cauce, como si la música hubiera estado siempre ahí, esperando ser descubierta.
Desde Tarapoto hasta Barcelona y Madrid, este trabajo ha recogido vivencias y sonidos que lo han enriquecido con matices diversos. Guitarras de madera, flautas andinas y saxofones conviven en un espacio donde la calma y la contemplación tienen un papel fundamental. Las texturas son orgánicas, los arreglos sutiles, la voz de Jean Paul se mueve con delicadeza entre los acordes, transmitiendo esa sensación de agradecimiento genuino por la existencia misma.
Las letras, lejos de la solemnidad, encuentran su poder en la sencillez. No buscan grandes discursos ni revelaciones complejas, sino ese instante en el que la vida se detiene un segundo y nos permite ver su belleza. Cantarle a la naturaleza, a los encuentros, al paso del tiempo, a lo que se va y a lo que permanece. 'Semilla' no se aferra a un solo territorio, sus canciones transitan por el folk, el rock y destellos de psicodelia, siempre con una sensación de ligereza que lo vuelve especial.
Las grabaciones se realizaron en estudios de tres países distintos, y esa diversidad geográfica también se siente en la producción. Sergi Felipe, encargado de la masterización en UnderPool Studio, ha sabido capturar la calidez de cada interpretación sin perder la intimidad del proyecto. La meticulosidad con la que cada elemento ha sido trabajado revela un respeto absoluto por la música, por los sonidos que construyen paisajes y memorias.
En 'Semilla', Jean Paul Du Bois no impone verdades ni busca convencer a nadie. Su música está allí como una invitación, como un canto de gratitud compartido. Lo que hace especial a este disco es su capacidad de recordar lo esencial: la belleza de las pequeñas cosas, la generosidad del tiempo, la música como lenguaje universal para dar gracias por estar aquí.
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