La Guarida del Dragón reinventa el movimiento en su segundo álbum 'TrashCRIOLLO'

En la primera escucha, algo explota y no es solo la distorsión. Hay una energía que empuja desde adentro, una urgencia rítmica que no acepta excusas. La Guarida del Dragón no se conforma con el golpe frontal; lo suyo es algo más profundo, un latido que sacude el cuerpo desde la base. TrashCRIOLLO no se detiene en la agresión; empuja al movimiento, desarma la pasividad y sienta sus propias reglas en la pista de baile. Jaime Pareja, con su instinto de guitarrista y su necesidad de romper estructuras, ha tejido una trampa perfecta: la rebeldía disfrazada de ritmo.

El error sería pensar que los patrones afroperuanos son simples detalles decorativos. Aquí, lo tradicional no es telón de fondo, sino la maquinaria que hace girar el engranaje. Los zapateos marcan tiempos que luego se descomponen en secciones abruptas, donde los bombos aplastan y las cuerdas crujen. La percusión no es un extra, es la razón de todo. En medio de este torbellino, los sintetizadores lanzan destellos de un futuro incierto y la voz de Jaime, que oscila entre el grito y el susurro, funciona como un narrador atrapado en su propia tormenta.

Si algo distingue este trabajo de otros intentos de fusión es su carácter irreverente. No hay timidez ni un intento de buscar equilibrios fáciles. La electricidad se impone sin disculpas y la tradición responde con la misma contundencia. Es un baile de fuerzas opuestas que no se anulan, sino que se desafían mutuamente. En los momentos más inesperados, la tensión se disuelve en pausas engañosas antes de volver a la carga con golpes que parecen calculados para romper estructuras mentales.

El acento callejero de TrashCRIOLLO también es ineludible. No se trata de una evocación nostálgica de sonidos antiguos, sino de un lenguaje que se habla hoy. Suena a esquina, a altavoz distorsionado, a ritmos que chocan con la prisa urbana. Hay una sensación de peligro, de que en cualquier momento todo puede salirse de control. Quizás ese sea el mayor acierto del disco: mantener al oyente en vilo, sin saber cuándo vendrá el próximo giro.

Jaime Pareja ha logrado lo que pocos se atreven: romper desde dentro. No ha traído la tradición al presente con guantes blancos, sino que la ha lanzado directo al ring, dejándola enfrentarse cara a cara con el estruendo de la modernidad. TrashCRIOLLO es una invitación al caos controlado, al ritmo que no da tregua y al sonido que sacude sin previo aviso. La pregunta ya no es si estás listo para escuchar, sino si estás listo para moverte.